Un ruidoso acontecimiento se aproxima, las raíces salen a flote producto de su guerra, de su intento de escape. Corren pensamientos a la orilla del borde de la locura, que bien sabe no es locura y el sangrante mar sigue siendo azul, y el sombrío mar sigue siendo azul.
Las mareas no son rojas, no son negras, la justicia no es justicia y la literalidad es un reguero de letras que se ordenan en una conciencia, que se inunda de mares color azul; mares que se balancean vertiginosamente en ramas de una conciencia que sigue vociferando ¡qué estás loca!.

