jueves, 25 de septiembre de 2014

El ARTE DE ENLOQUECER

Entre sueños y realidades me invade la literalidad y deseo que el mar rojo sea rojo, que el negro sea negro, así como también deseo que la justicia sea verdaderamente justicia; luego la poca consciencia cuelga de una rama y balanceándose vertiginosamente a gritos vocifera ¡qué estás loca!.  Mientras el paso se liviana con el canto de las hojas, el aire aplaude la actuación de una lagrima. Los cielos rompieron en llanto.

Un ruidoso acontecimiento se aproxima, las raíces salen a flote producto de su guerra, de su intento de escape. Corren pensamientos a la orilla del borde de la locura, que bien sabe no es locura y el sangrante mar sigue siendo azul, y  el sombrío mar sigue siendo azul.

 Las mareas no son rojas, no son negras, la justicia no es justicia y la literalidad es un reguero de letras que se ordenan en una conciencia, que se inunda de mares color azul; mares que se balancean vertiginosamente en ramas de una conciencia que sigue vociferando ¡qué estás loca!.


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