El cuerpo se acurruca en una cama fría, se convierte en sueños que no se alejan de algunas realidades de insomnios taciturnos. Por un lapso de tiempo que, por fortuna el señor del tiempo no domina, al menos eso pienso en ese instante!, llega una vacío que fecunda todos los sentires produciendo un frió fúnebre. De repente evoca mi mente la etapa pueril y los campos verdes que con la niñez se hicieron viento, ocaso, y risas; vienen a mi, los sonidos místicos de los arroyos y quebradas que masajeaban las piedras siempre lavadas en su helada vida.
Recuerdo las ciudades construidas en la barranca de al lado de la casa, los puentes diminutos que unían precipicios de diez centímetros y los automóviles convertibles que eran diminutos en las manos de George, Yo hacia de ingeniera civil y obrera, dándole forma a las “chamizas” de guayabo y uniéndolas con cabuya a los “pitillos” de pirulito, para finalmente formar artesanales puentes.
Siempre disfrute la compañía de mi hermano, era el ejemplo a seguir, aunque no siempre era muy bueno; en ocasiones me hacia llorar pero no eran motivos relevantes, no para ir a darle quejas a mamá y papá. A él le gustaba construir vías en los pequeñas barrancas, y hacer el recorrido en carros diminutos con sus manos, trazar fronteras y ese tipo de cosas, le encantaba jugar al fútbol, de hecho me enseño a mí también. Recuerdo que tenía muñecos. Si, de esos de Goku… de esas series animadas. Tenía varias versiones. Lo veía entrar en su cuarto. Arrodillarse al frente de su cama y sacar la caja que mi mamá le había destinado para que guardara sus “checheres”, los sacaba todos y se disponía a realizar batallas que traían consigo poderes y “pash, pufshj, tazhjs”, sonidos que se escuchaban de tales batallas .George dejo sus muñecos como a eso de los 14 años, mi padre le decía que el ya estaba muy “grandecito” para andar con eso.
Luego de un tiempo, cuando mi hermano iba a la finca los fines de semana, me di cuenta que no era el mismo George, el que compartía sus conocimientos de juegos, y se reía a menudo, era un nuevo George, uno al que le gustaba la lectura y escuchar rock en español. Él fue el que me dijo alguna vez que los libros eran mundos donde uno era el protagonista, que los libros eran el portal al conocimiento que iba mas allá de las explicaciones de terceros.
Ahora es él un hombre maduro, que aún se interesa por la lectura y por el despertar de su conciencia, muchos lo ven como loco, o extraño, en ocasiones yo hago parte esa caterva, pero me doy cuenta que mi señalamiento es solo rabia, un poco de rabia, al ver que el misterio que él quiere resolver, el misterio que es “su salvación” me alejo de la hermandad tan sólida que tuvimos de chicos, privo mis oídos de sus “pash, pufshj, tazhjs”. Ahora me dice:- te Amo hermana, en un tono serio pero profundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario