Sin lugar a dudas la valentía se
mide con los actos; ahí, ahí es cuando se da cuenta el espectador que es tan
cobarde como los pasos ligeros de quien ha cometido un crimen. Las zapatillas
eran similares, hasta la bota de sus extraños pantalones. El día presente para
ellos era uno hecho para romper tabúes, para aniquilar miedos; sus labios
estaban decididos a iniciar un juego de coqueteo interminable, el qué dirán no
existía en sus rostros, ni en sus pensares. Eran sinceros con ese mundo, con
todos, con ellos. Se permitían ser uno, no había más mundo que el que ahora
construía su seguridad; afuera se apartaban los rostros que no comprendían,
esos que en su mirada muestran repudio, de esos que su espalda lo dice todo.
Eran miradas de protección contra el contagio de algo que se ve como una
pandemia incurable. ¡Solo rompían tabúes!. Eran miradas frías y acusantes que
partían en dos la energía del momento, del tiempo. Amar no espera-pensaban.
Mientras… unos leían
fervorosamente, otros hablaban, otros usaban una mirada de perfil bajo para
observarlo todo ( cada movimiento) ; otros lo hacían todo al tiempo midiendo la
capacidad innegable que tiene al hombre para hacer cosas varias al tiempo(
sonreír mientras su ser esta muerto, amar con palabras y repudiar con
acciones).Era un mundo circular encerrado en un planeta que tiene la gravedad
en la testa –¿sabes a que me refiero?... Se vive en un mundo donde pensar igual
sería irracional, donde crimen para unos no es delito, donde algunos caminan
por inercia y piensan con los pies y los ideales que un tercero le impuso;
donde se respira solo para mantener un cuerpo de pie; donde no se ve más allá
de la línea ficticia que surca nuestro propio mundo de mentiras creadas por
miedos hereditarios.
Nov-2013
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